Cómo seleccionar fuentes de información para tu TFG
«No importa lo ocupado que piensas que estas, debes encontrar tiempo para leer,
o entregarte a una ignorancia autoelegida».
Confucio.
Lo primero que me percato a la hora de buscar información es que en esta era del conocimiento en la que estamos, los contenidos disponibles pueden verse como un mercado de productos y servicios, donde hay que tomarse el trabajo de elegir lo mejor o lo más conveniente. No todo lo que se ofrece es bueno, real, veraz o concreto. Una frase, una palabra, una idea, arroja en cualquier buscador una enorme cantidad de información entre los cuales se encontrarán los que se apoyan en datos confiables presentados por autor conocido y experto en el tema en cuestión y otros ni tan ciertos, ni tan valiosos; incluso es posible notar como se repite una misma información en diferentes sitios de forma indiscriminada; como investigador que me encuentro desarrollando una tesis, debo tener presente este hecho.
A la hora de recopilar información para redactar un trabajo, debo considerar, por un lado, que el contenido sea de valor al tema tratado y por otro, que el mismo cuente con los datos de identificación básicos que se hacen necesarios para la correcta citación y referenciación en mi trabajo. López (2017) aconseja que se preste especial atención a la autoría del documento, la objetividad, precisión y actualización de los datos que se trasmiten. Google es el buscador por excelencia al consultar las distintas fuentes bibliográficas (libros, periódicos, revista…), audiovisuales (videos, películas, audiolibros…) y electrónicas (webs, blogs, foros, correos, memes…), sin embargo, no siempre que se accede a estos contenidos están debidamente identificados ni señalan datos totalmente ciertos (como es el caso de las fake news o noticias falsas tan difundidas en la red).
Filtrar lo más conveniente
Aparecen entonces los Buscadores Académicos, que son un recurso muy valioso al que debe recurrir todo investigador que aspire a presentar un trabajo de calidad. Agueda (2016) identifica casi dos decenas de sitios web especializados en compilar documentos válidos y confiables que se publican en torno a las más diversas áreas de conocimiento. Estos espacios digitales se reservan sólo para contenidos que han pasado un proceso de valoración sistemática y rigurosa que avala la calidad del mismo y el merecimiento que tienen para ser compartido en una comunidad de investigadores. Allí se pueden buscar por temas, por autores o por información específica, suelen ser un poco básicos en su presentación, quizá no tan visuales como estamos acostumbrados a ver los sitios WEB en los últimos tiempos, pero proveen información interesante y validada.
Por otro lado, y quizá no tan considerado en la investigación clásica, me doy cuenta de los excelentes aportes que hacen expertos en vídeos, foros y charlas de acceso libre por la red. Esta forma de difundir ideas de valor de manera más directa e interactiva de parte de los mismos autores, me facilita equilibrar el consumo de información, en este caso apelando a fuentes audiovisuales. Recordemos que hoy día los expertos en las distintas áreas y los que están sentando precedentes en el conocimiento, se están expresando de manera directa a través de los distintos medios electrónicos que se encuentran por Internet. Vale destacar que las fuentes bibliográficas, no se actualizan a la misma velocidad que los hacen las electrónicas, de allí también que necesito encontrar un equilibrio informativo entre la “teoría clásica” expresada en los libros y la “concepción práctica” con que se presentan los casos en las revistas u otros medios online.
Validar para confiar
Partiendo del origen, las fuentes de información pueden clasificarse en su forma más básica en primarias y secundarias. Las primarias están compuestas por información de primera mano, original no traducida ni abreviada (Buonocore, 1980) comprende libros, artículos de revistas, monografías, manuscritos, etc. Las fuentes de información secundarias, definidas por el mismo autor son aquellas producto de la síntesis o reelaboración de fuentes primarias, tales como enciclopedias, resúmenes, críticas literarias, índices y otros. No son más confiables las fuentes primarias que las secundarias por definición, pero se debe llegar a la raíz de la información, esto ayudará a evitar el sesgo o las interpretaciones, corroborar los datos entre tanta información que se encuentra en la Web. Por su parte, las fuentes secundarias apoyan a ver las críticas, las implicaciones, las reconsideraciones o simplemente los distintos puntos de vista sobre una información, es decir, ambos tipos de fuentes son importantes para mi trabajo.
Aprendo y concluyo
Debo buscar la información y cerciorarme de que sea válida; ante tantas opciones que hay en la red, debo ser exhaustivo a la hora de revisar y contrastar la información conseguida. Puede que frente al volumen de datos obtenidos me quede corto, pero la misma búsqueda me va dejando saber que las ideas se repiten y se parafrasean, y corroborando con la fuente primaria o la opinión de expertos reconocidos, puedo percatarme de la veracidad de la información y por ende me permito utilizarla. Si bien los buscadores tradicionales apoyan mucho a la hora de conseguir información concreta, los buscadores especializados me ayudarán a filtrar la misma y a concentrar esfuerzos solo en contenidos previamente validados por la trayectoria y prestigio de expertos.
Me apoyo en las nuevas tecnologías, y hago uso de todo lo que esté a mi alcance para recopilar información: los videos, las comunicaciones en vivo, las discusiones por redes sociales sobre temas relacionados o conexos con mi investigación, las críticas o posiciones antagónicas. Sin embargo, acepto que debo certificar todo lo que esté en mi trabajo, siendo crítico y objetivo, para darle preferencia a los datos que tengan reseña completa de sus fuentes y me permitan, adicionalmente, realizar las citaciones adecuadas y la referenciación correcta. De forma ética debo atribuirle los créditos a quienes merecidamente los posean, estableciendo con claridad de donde sale mi información y evitando hacer juicios de valor sobre la información obtenida.
Referencias
Agueda, A. (16 de marzo de 2016). 19 buscadores académicos que todo investigador debería conocer.
Buonocore, D. (1980). Diccionario de la Bibliotecología. Buenos Aires: Marymar.
López, J. (16 de mayo de 2017). Como conocer fuentes confiables por internet. Obtenido de http://www.infotecarios.com/reconocer-fuentes-confiables-internet/
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